Marisela Torres
Los días 21 y 22 de octubre, el mundo de las letras perdió a dos hombres que aportaron su sabiduría a la cultura hispanoamericana, los maestros Antonio Alatorre Chávez y Alí Chumacero Lora.
Nacido en Autlán de la Grana, Jalisco en 1922, el maestro Alatorre es considerado uno de los mejores filólogos de habla hispana, además de traductor, ensayista, crítico literario y catedrático, y uno de los estudiosos de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz.
Fue miembro de El Colegio Nacional desde 1981 y profesor-investigador en El Colegio de México desde 1951, donde fue nombrado profesor emérito. A lo largo de su trayectoria intelectual recibió diversas distinciones, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1998.
Autor, entre otras obras, de Los 1001 años de la lengua española (1979), la primera historia escrita sobre nuestro idioma y de la que estaba muy orgulloso porque, según sus propias palabras, era “la oportunidad de contarle a la gente una historia muy bonita, pero en general no conocida más que por los profesores y los estudiantes de la materia”.
El nayarita Alí Chumacero, quien fuera autor, editor, corrector y tipógrafo por casi 60 años en el Fondo de Cultura Económica, falleció a los 92 años. Por las manos correctoras del poeta pasaron obras de grandes escritores, como Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Desde joven trabajó como redactor en publicaciones como El Hijo Pródigo y México en la cultura.
Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1964, y recibió los premios Xavier Villaurrutia (1984), Alfonso Reyes (1986) y Nacional de Lingüística y Literatura (1987), entre otros.VIS