Sofía Romero
Hay quien se desvive por celebrar el Día del Amor o San Valentín y quienes lo dejan pasar como si nada. Pero especialistas en cosas de la mente nos dicen que a pesar de que este día en que se celebra el amor y la amistad es básicamente un invento comercial y una creación social.
Roberto Gutiérrez Dieck, psicoterapeuta psicoanalítico y colaborador de Psicología y Educación Integral (PEI) explica que al final de cuentas se trata de es “un excelente pretexto para de salir a cenar con la pareja y comernos algunos chocolates, así como reflexionar un poco acerca de este tema tan atractivo como misterioso; el amor”.
En el siglo XVII existió un escritor, La Rochefoucauld, que hablaba del invento social, no sólo del 14 de febrero, sino también del amor: “hay personas que no habrían estado nunca enamoradas si no hubiesen oído nunca hablar del amor”. Esto no implica que las emociones que sentimos y lo que nos genera la pareja no existirían si no nos dicen que eso es amor, lo que sí es una mera ficción social son las maneras “típicas” en que expresamos ese sentimiento.
¿Quién decidió que la rosa roja, el sexo, los chocolates o el matrimonio eran signos de amor? –Existen sociedades en donde el sexo nada tiene que ver con el amor, ni se diga de las rosas– ¿Por qué esos objetos y situaciones y no otros, como las computadoras, los lentes de sol o los negocios? Es en ese sentido que se mantiene un discurso socialmente aceptado de lo que es o no el signo de amor, lo que a su vez da pie a innumerables rompimientos, en tanto la pareja no le ofrece las señales específicas que desea.
¿Por qué sucede esto? Porque no hay una manera de asegurar y garantizar que el otro te ama, aún a pesar de que te lo diga. Los científicos aún no han sido capaces de establecer una prueba certera que nos ofrezca la medida justa de cuánto se nos ama; aún no le podemos asignar un número y saber qué tanto se ama y se es amado, es decir, se sabe muy poco de ese sentimiento que sin embargo es tan fundamental en la vida humana y social. Es entonces que nos hemos de conformar con esos signos de amor, aunque la dificultad subyace en el hecho de que cada quien puede e intenta expresar ese amor de la manera en que lo tiene concebido.
Para muchos trabajar todo el día para brindarles sostén económico es la más grande expresión de amor, mientras que para otros, el amor implica necesariamente pasar muchas horas junto a la pareja o llenarlo de miles “te amo”, o regalos o sexo. ¿Cómo expresas tú el amor y cómo lo expresa tu pareja?
Muchos de los problemas entre pareja suceden porque no nos podemos hacer esa pregunta y pensamos que el amor es sólo uno y se debe de expresar solamente de una manera, porque “así debe de ser”. No obstante, esos “deberían” provienen de paradigmas familiares o culturales y eso no significa que el otro no nos ame porque no comparta esos mismos paradigmas. Si hay algo que se pone de manifiesto en el amor es la diferencia, y no permitirlo implica atentar contra éste, a pesar de esas metáforas tan recurrentes en las cuáles se dice que con dos se hace uno, o que se encuentran a las medias naranjas para hacer una, que no hacen sino contribuir a una manifestación sumamente narcisista del amor.
Es así como en este día del amor y la amistad debemos celebrar la diferencia, que precisamente es lo único que permite que nos podamos unir –desde la diferencia sexual hombre/mujer, y en el caso de la homosexualidad la mera diferencia; hombre/otro hombre, mujer/otra mujer–, y por ello, hablemos del día de los amores y las amistades, en tanto no es uno ni sólo hay un modo, en tanto existimos muchos amigos y muchas maneras de amar, todos desde nuestra singularidad, haciendo de este día y de el amor no algo público y social, sino algo personal e íntimo. ¡Feliz día de los amores y las amistades! VIS