Luis Cuenca
El maíz es un producto que tiene mucho de mágico, su valor es cada vez más alto en el mundo de la ciencia, ya que además de ser proveedor de platillos en todo el mundo y materia para crear energéticos, ahora puede convertirse en el plato en que se sirva la comida y mucho más.
Científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Querétaro han hecho que esto sea una realidad potencia, ya que trabajan en el desarrollo de materiales orgánicos biodegradables que podrían sustituir en un futuro próximo al plástico.
Fernando Martínez Bustos y un equipo de investigadores crearon fórmulas para obtener materiales para fabricar bolsas para farmacia y supermercados, “con materiales orgánicos éstas podrían ser programadas para degradarse en un mes, y si antes de ese tiempo llegaran a un basurero, la degradación natural del lugar aceleraría su desintegración”.
En México se usan actualmente alrededor de 30 mil millones de bolsas por habitante al año, es decir, una bolsa cada 12 minutos.
Lo mejor de estos materiales es que son biodegradables no generan residuos contaminantes al medio ambiente, ya que su composición está formulada de almidón de maíz, que es el cultivo básico en la dieta del mexicano y de amplia producción a nivel internacional.
El descubrimiento es fruto del trabajo de Martínez Bustos, que ha ganado dos veces el Premio Nacional en Ciencia y Tecnología en Alimentos, y quien dijo: “el objetivo del proyecto es obtener materiales biodegradables en sustitución de algunos productos elaborados con plásticos convencionales, para reducir en gran medida la contaminación generada por estos derivados del petróleo”.
Desde hace seis años, el equipo científico trabaja en la producción de bolsas, platos desechables, charolas, etc., a base de mezclas de almidones de diferentes fuentes y en algunos casos incluyen de fibra utilizando los equipos convencionales que se emplean en la industria de derivados del petróleo.
Otras ventajas de los materiales biodegradables es que son de bajo costo, renovables, abundantes en la naturaleza y algunos son co-productos de las agroindustrias como las fibras de bagazo de caña, agave, salvado de trigo y fibra de nopal.
Esto contribuye a disminuir los niveles de contaminación y prevenir riesgo de enfermedades, pero sobre todo a reducir los costos de las materias primas y el consumo excesivo de plásticos que tardan en ocasiones cientos de años para desintegrarse. VIS