
Silvia Ojanguren

Una de las peores tragedias que vive la humanidad se relaciona con el desperdicio de alimentos, drama del que se habla poco y que debe ser erradicado de todas cocinas del mundo.
Todo mundo debe cobrar importancia del desperdicio de alimentos, una contradicción dolorosa: millones de personas viven con hambre mientras que, en los hogares, se desperdician al menos mil millones de raciones de comida diariamente.
En promedio, cada individuo desperdicia 79 kilos de comida al año, una pérdida no sólo de alimentos, sino de recursos naturales, tiempo y esfuerzo invertidos en producirlos.
La cifra es de miedo y si se aprovechara alcanzaría para brindar 1,3 comidas al día a todas las personas que padecen hambre.
Programa que da soluciones
El cambio es urgente y en comunidades en las que colabora Saber Nutrir, el Programa de Responsabilidad Social de Grupo Herdez, se ha demostrado que existen alternativas viables para aprovechar al máximo lo que tenemos.

Saber Nutrir contribuye a mejorar la calidad de vida de las familias mexicanas que se encuentran en vulnerabilidad alimentaria, con el objetivo de apoyar el desarrollo y bienestar de los niños que viven en estas comunidades.
El uso integral de los recursos se convierte en herramienta clave para mejorar la seguridad alimentaria y, al mismo tiempo, abrir oportunidades de desarrollo económico.
Actualmente tiene presencia en el Estado de México, Yucatán y San Luis Potosí y las marcas que participan en este programa son: Doña María, Herdez, Yemina, McCormick y Del Fuerte.
Las conservas son ejemplo claro
Con técnicas accesibles, que han sido transmitidas por generaciones, las familias aseguran alimentos disponibles durante más tiempo y evitan que se echen a perder.

Además, el excedente puede convertirse en una fuente de ingreso, fortaleciendo así la economía local.
En Yucatán, la experiencia de los apicultores refleja de manera especial este principio: producen miel como alimento y aprovechan cada parte de este recurso para transformarla en jabones, velas y shampoo.
Si comunidades que enfrentan grandes desafíos han encontrado la forma de hacerlo, en los hogares urbanos es posible dar pasos firmes: conservar, reutilizar y transformar. Acciones simples que, multiplicadas, pueden tener un gran impacto en la lucha contra el desperdicio.
Recomendaciones para aprovechar mejor los alimentos en casa:

La chef Mariana Orozco, quien da clases de cocina desde hace más de 15 años, escribió el libro Cocina mucho, desperdicia poco y ahorra más, que obtuvo el premio como el Mejor libro de Cero desperdicio en el mundo (2023) por los Gourmand Cookbook Awards.

Este libro contiene una guía que te permitirá seleccionar ingredientes de la mejor calidad, como verduras, frutas, carne de res, carne de cerdo, carne de aves, pescados y mariscos; a utilizar hierbas, especias, condimentos, grasas y aceites; y a distinguir los lácteos, los productos de origen animal, los cereales y las leguminosas.
También contiene recetas que te permitirán ahorrar al preparar tus propios condimentos y salsas, además de técnicas que podrá aplicar a distintos platillos. Prepara más de 80 recetas sencillas como la mayonesa o la chicken noodle soup e impactantes como las crepas Suzette o el pollo al horno. Incluso, encontrarás recetas de salsas, aderezos y condimentos, recetas de guarniciones, desayunos, entradas y sopas, platos fuertes, cenas y postres.
Orozco enseña técnicas de elaboración de conservas y estrategias para reducir el desperdicio en el hogar.

Al comprar: haz una lista y evita compras por impulso.
Al almacenar: coloca al frente lo que lleva más tiempo en tu despensa o refrigerador.
Al conservar: congela frutas y verduras maduras o aprovéchalas en recetas.
Al organizar: mantén tus espacios limpios y ordenados para no duplicar compras.
Conservas caseras: con fruta o verdura fresca, frascos de vidrio y un proceso de cocción con sal, azúcar o vinagre, puedes alargar la vida de los alimentos por meses.
Mermelada de fresa (rinde 4 frascos)

Ingredientes: 1.320 g de fresa, 4 tazas de azúcar, 2 limones
Procedimiento: Lavar y desinfectar la fruta seleccionada.
Separar la porción comestible de fresa y machacar con ayuda de un machacador de frijoles.
Poner a fuego lento en una olla la fresa machacada, moverla con una cuchara hasta que pierda la mayor parte del agua y posteriormente añadir el azúcar.

Incorporar el jugo de los limones.
Remover frecuentemente con una cuchara de madera para evitar que el producto se pegue en el fondo de la olla y hervir a fuego lento por 30 minutos o hasta que tenga la consistencia deseada.