Silvia Ojanguren
El arte precolombino es majestuoso y por eso la nueva colección de H. Stern, se inspiro en él y el es una muestra de la rica y vasta cultura de los pueblos de la América.
Culturas como la maya, inca y azteca, dejaron un rico legado cultural en el que expresaron sus más íntimos sentimientos sobre la vida, el cosmos y el mundo del mas allá o la muerte.
Estas creencias se plasmaron en extraordinarias obras de arte en cerámica, escultura en piedra, tallas en madera, orfebrería, arquitectura, textiles y arte plumario.
Este magnífico y variado mosaico de expresiones estéticas y culturales obligó a los diseñadores de H. Stern a centrarse en un tema específico, un tema que uniera a todos los pueblos: la creencia de que los hombres pueden convertirse en animales después de la muerte.
Distintos lugares geográficos, momentos culturales, etnias o linajes, pero con una visión panandina común: la creencia de que el mundo está poblado por numerosos seres espirituales que pueden ser buenos o malos porque el mundo es dual, de contrarios, no puede haber bondad sin maldad o noche sin día.
Todo lo que nos rodea, animales, plantas, minerales y el hombre, tienen alma. En los hombres puede entrar y salir durante el sueño o después de la muerte. El “animismo” es la idea de que todo ser superior esta vivificado por un espíritu o un alma. Es decir, que el alma penetra en todo.
¿Qué les parece convertirse en un jaguar después de la muerte? El jaguar se asocia con la fuerza y el poder, los felinos en general simbolizan el mundo humano.
¿O qué tal convertirse en un pájaro, un cóndor por ejemplo? El cóndor, el ave voladora más grande del mundo, era un símbolo de la espiritualidad y la paz, las aves en general, que están en contacto con el mundo de arriba, simbolizan a un ser sobrenatural.
Esas sin leyendas bajo cuya sombra crearon joyas prehispánicas y ahora dan vida a las de H. Stern.