Sofía Romero
La tradición impone y la casa Guerlain cuenta con una historia de nobleza a la que ahora añade una nueva joya a su corona y en esta Navidad ha concebido unos cofres que reinventan un nuevo lujo imperial.
Y nos cuenta que en los femeninos, las dos G con las volutas sabiamente entrelazadas del escudo de armas de Guerlain se transformaron en adorno. En su corazón brilla una alhaja del color de cada perfume: del violeta de Insolence al rojo rubí de Samsara.
Y las cosas distinguidas siguen, pasando por el azul zafiro de Shalimar, cada gema descubierta en el cofre se materializa en el interior en forma de suntuoso colgante, atado al cuello de un spray de bolsillo, más lujoso que nunca.
En los masculinos, la doble G juega un doble juego, subrayando sus arabescos plateados con una sombra coloreada de rojo, verde o violeta según la fragancia (y el gel perfumado para la ducha que la acompaña) todo en los estuches que protegen como otros tantos tesoros de sensualidad. VIS