Un masaje ayuda a chicos y grandes toda la vida

Los masajes, adecuados para los niños, ayudan a incrementar la dopamina

Sofía Romero

La sabiduría familiar es ancestral y los viejos saben muchas cosas sorprendentes, por ejemplo es cierto que las abuelas tienen razón: los masajes deben acompañar el crecimiento de los niños. Ellas no lo hacen de forma profesional, sino casera, como pata curar el “empacho”, es indigestión menor que causa molestias y se alivia con masajes en el vientre.

La American of Dermatology Association no tienen duda del valor de esta práctica e indica que los masajes son una terapéutica esencial para el apoyar el crecimiento infantil.



Van bien, especialmente, en menores que tienen problemas articulares, practican algún deporte de alto impacto, tienen problemas para conciliar el sueño, o bien, sufren de estrés por el acoso escolar o debido a los exámenes académicos.

Los masajes, adecuados para los niños, ayudan a incrementar la dopamina (hormona del bienestar o de la felicidad), al tiempo que disminuye el cortisol (la hormona del estrés).

Esto ayuda a regular los niveles de ansiedad y estrés que pueden desequilibrarse debido a los cambios de escuela, el divorcio de los padres, la muerte de un ser querido, la pérdida de la mascota, entre muchas otras situaciones que estrenan a los menores de edad.

  • Algunos de los beneficios de los masajes infantiles son:
  • Incrementan la calidad y cantidad de sueño.
  • Reducción la ansiedad y el estrés
  • Aminoran las lesiones deportivas
  • Aumentan la concentración, pues favorecen la respiración profunda
  • Humectan la piel
  • Reducen la depresión y el miedo.

“Cada día son más los niños (y adolescentes) que acuden con sus padres a realizarse un masaje, el cual es desarrollado especialmente para ellos. Podemos utilizar cremas de chocolate o fresa, masaje con piedras o bambú y aromaterapia, las opciones son diversas. Además, los masajes infantiles solo dura 30 minutos, y en algunos casos se conserva la ropa, si en niño es muy penoso o no quiere que lo toquen directamente», explica Alethia Manzur, directora del Spa Kepheny.