Roberto Ortiz
La pasión, perfección y entrega de cada aspirante para ser elegido en un espectáculo musical no es suficiente si el artista no abre su corazón para exponer y compartir sus vivencias, las que determinan su personalidad y podrían ser el pase a la primera línea de un proyecto teatral.
Este es el argumento del musical “A Chorus Line”, que se repone en México luego de más de 20 años de su primera puesta en escena. En el escenario combina coreografías, diálogos y monólogos durante un casting para elegir a los más aptos que conformaran la línea del coro.
La obra concebida por Michael Bennett fue estrenada en Broadway en 1975 con gran aceptación del público y más de 15 años de temporadas ininterrumpidas lo que la llevo a ser galardonada, entre otros con el premio Pulitzer y 9 premios Tony. En 1985 el director Richard Attenbourgh la lleva al cine estelarizada por el actor Michael Douglas sin el éxito que se esperaba.
En México los espectáculos musicales corren el riesgo de ser un rotundo éxito o un completo fracaso, debido a los altos costos de inversión en la producción, los elevados precios en taquilla y el nivel actoral de los artistas que se presentan en la obra pero sobre todo de la aceptación o rechazo del público.
Pero si a esto agregamos escasa escenografía, música grabada, vestuario poco atractivo y esencialmente la poca capacidad histriónica de los actores, de poco sirve tener coreografías bien montadas y bellas melodías si no van acompañadas de un ritmo escénico que atrape al público para seguir su desarrollo.
Si bien es cierto que la obra se desenvuelve en un foro donde se entrevistan aspirantes, lo cual no requiere de escenografía vistosa, al menos la música en vivo le hubiera dado mayor realce, eso si, a las afinadas voces y aceptables coreografías, aunque en los largos diálogos o monólogos desmerece probablemente por la poca experiencia en la actuación que demuestran la mayoría de sus jóvenes actores.
La mayor dificultad está en que gran parte del espectáculo no es musical sino que requiere de mayor nivel histriónico aun cuando sean buenos bailarines y cantantes, por lo que solo los verdaderos amantes de la comedia musical, podrán disfrutarla no sin objetar los limitados alcances de la misma.VIS.