Vida Idea Segura
“María y la Moda 1914-2024” es un recorrido por el mundo de la alta moda, la faceta cinematográfica de la Doña, su manía por los textiles antiguos, sus insospechadas colecciones étnicas y sus inimaginables y hasta ahora desconocidos aportes al mundo de la moda.
La misión estuvo a cargo de El Palacio de Hierro y el Estate of María Félix,
Se montó con la colaboración de Fomento Social María Félix y coleccionistas privados en ocasión del 110 aniversario del nacimiento de la leyenda María Félix, presentan por primera ocasión la exposición
La poderosa diva mexicana
Una curaduría de Hanzel Ortegón des Estate of María Felix se dio en coordinación con Rodrigo Flores, Director de Experiencias de El Palacio de Hierro.
Abrió el 4 y estará hasta el 29 de abril en la planta baja de El Palacio de los Palacios, escenario perfecto que glorificar las facetas del ícono de la cultura nacional, María Félix.
Una exposición al estilo Totalmente Palacio
La Doña, como fue conocida por su señorío y garbo, tuvo cercanía con casas como Christian Dior, Hèrmes, Gucci o Cartier.
Enmarcando las colecciones de moda, en esta muestra se puede recorrer 55 looks y objetos de arte y hogar que comparten la intimidad de las casas en las que la María Bonita de Agustín Lara o la señora de Alex Berger.
María Félix entendió desde su primera participación en la pantalla cinematográfica que su oficio sería ser bella. Desde aquel momento mostró ser una “guapa con entendederas” por ello, dio batalla a su primer director y exigió que sus ropas fueran adquiridas en el sitio de mayor exclusividad y calidad posible.
Fue en 1942 cuando esa relación se estableció entre El Palacio de Hierro y ella y hoy con esta exposición, la departamental de lujo en México le rinde homenaje.
ALTA COSTURA
En 1984 la Cámara de la Industria Italiana de la Moda nombró a María Félix como la Mujer Mejor Vestida del Mundo
LA MODA EN EL CINE
María Félix fue protagonista de 47 filmes, tras su casual descubrimiento por Fernando Palacios, un ingeniero que la vio contemplando un aparador de antigüedades.
Siguieron unas pruebas de fotogenia realizadas por Gabriel Figueroa, luego las clases de dicción para corregir su marcada tartamudez y a poco, los estilismos de imagen en los que Armando Valdés Peza sería su principal bienhechor.
Corría 1943 cuando la suerte le pasó de frente y la tomó (como solía contarlo) cuando le dieron su primera oportunidad bajo la dirección de Miguel Zacarías en la película El Peñón de las Ánimas.