
Antonio Ávila
Es poco común escuchar del linfoma de células del manto (LCM), que se clasifica entre las enfermedades poco comunes y cuyo diagnóstico suele darse tarde. La ciencia enfrenta el poder identificarlo a tiempo para tratarlo y mejorar la expectativa y calidad de vida de los pacientes.

La doctora Elia Apodaca especialista en medicina interna y hematología explica que los sitios comunes afectados por el LCM son ganglios linfáticos, bazo, sangre periférica y médula ósea.
Las células cancerosas pueden encontrarse en el tracto gastrointestinal y provocar náusea, vómito, diarrea y dolor abdominal.
Este cáncer surge de células de la «zona del manto», el anillo exterior de pequeños linfocitos que rodean el centro de un ganglio linfático.
Vida real
Si se detecta a tiempo, el LCM no necesita tratamiento médico generalizado inmediato. En estos casos, la estrecha vigilancia se considera una estrategia adecuada; pero se considera apropiada la quimioterapia de curso corto, seguida de radioterapia de mantenimiento.
En eso radica la importancia de la detección oportuna y de que los pacientes identifiquen a tiempo las señales:
Antecedentes familiares de cáncer o linfoma, crecimiento de ganglios que no están relacionados a infección y que llamativamente no son dolorosos, sudoración nocturna, fiebre y pérdida de peso inexplicable.

En caso de presentarse, deberán asistir al médico lo antes posible.
Los adultos mayores son la población más afectada por el linfoma de células del manto, un cáncer poco frecuente que registra alrededor de 350 casos al año en México de acuerdo con Globocan y el estudio de Pérez-Zúñiga del 2018.
Suele afectar en mayor medida a hombres que a mujeres, y la edad media de su detección se sitúa entre los 60 y 70 años, afirma el doctor Arturo Vázquez Leduc, director médico de Asofarma de México,
“Este cáncer no Hodking proviene de las células inmunitarias llamadas linfocitos B. En la mayoría de los casos, las células cancerosas tienen una mutación adquirida que provoca el comportamiento agresivo de esta enfermedad”, precisa.
En México, el LCM está considerado como una enfermedad infrecuente o rara.,
Entre las opciones de tratamiento para esta enfermedad se encuentran terapias que inhiben la vía de señalización de la tirosina cinasa de Bruton (BTK), que bloquean el proceso de crecimiento y multiplicación celular.
Esto puede retrasar o detener la proliferación de las células cancerígenas y provocar su muerte anticipada (apoptosis).