Antonio Ávila
El vino es el indispensable en la buena mesa, otorga una sensación de entusiasmo y da un toque extra a todos los sabores. Algunos vitivinicultores dicen que se trata del “secreto de grandeza, acompañada de la necesidad de revelarla, y la satisfacción de compartirla”.
Un buen vino es ideal toda ocasión, es parte de una tradición milenaria, que ahora adquiere un toque de modernidad bajo la luz del Mediterráneo, donde lo recrea Bodegas Emilio Clemente.
Esta casa de la Denominación de Origen de Utiel-Requena pertenece a la familia Clemente Luján, tercera generación de viticultores.
Así cuentan su presente:
En un valle de viñedos de la Comunidad Valenciana se localiza un cultivo marcado por el clima continental con influencia del mediterráneo, cuyo factor determinante es el microclima de ribera.
Anexo al viñedo, las naves de elaboración y crianza alojan 420 barricas de los mejores robles franceses, acariciadas por la música ambiental de Litz, Mozart, Beethoven y Händel.
El efecto de reverberación del sol sobre el espejo del río Cabriel y su refracción en el valle son una oportunidad de garantía cualitativa y mejora productiva en la madurez fenólica y azucarada de la uva, derivando en la confección de vinos modernos y expresivos por su color, aroma y sabor.
Copita de muestra
EMILIO CLEMENTE
CRIANZA
ELABORACION: Fermentación en depósitos de acero inoxidable y maceración postfermentativa para extraer la mayor concentración de los compuestos fenólicos. Envejecido en barricas de 225 l. de roble francés durante 12 meses, y crianza en botella durante al menos 12 meses más.
CATA: De color rojo picota con leve ribete teja y reflejos rubí. Abundante lágrima que destaca por su buena potencia aromática.
Interesantes aromas minerales contrapunteados por toques ahumados y flores secas (Iavanda, espliego), sobre un fondo de fruta madura roja algo licorosa y fruta negra compotada. Notas torrefactas de moka y chocolate con leche.
En boca se revela pleno, sustancioso, con médula y viva acidez. En el retrogusto trae densos recuerdos de frutas de licor (fruta mascada), bouquet que se mantiene hasta su largo y elegante final. Un vino estructurado, con buen equilibrio, de taninos redondos y muy golosos. El roble francés es el gran protagonista con su marcado carácter especiado. Buen recorrido y postgusto muy largo.
SERVICIO: Temperatura: 18° C.
Maridaje: arroces can caza, arroces caldosos con setas, guisos con legumbres o complejos y salteados, carnes y vísceras asadas, y carnes rojas a la plancha o a la brasa.