Rosa Méndez
Los que comemos determina nuestra salud, eso lo sabe casi todo mundo, con que las dietas de algunos pueblos son más sanas que los de otros. Un ejemplo es que en los países bañados por el Mar Mediterráneo, las enfermedades cardiacas son menos comunes que en Estados Unidos.
La cosa es que científicos creen que la alimentación normal de Grecia y del sur de Italia es la razón principal para la diferencia.
Mayo Clinic Women’s HealthSource comenta en su última edición que comer generosamente frutas, verduras y granos integrales es bueno, como lo hacen los mediterráneos.
En la mayoría de esos países, agrega, la comida diaria incluye frutas y verduras, alimentos que por naturaleza son bajos en grasa y sodio, además de no contener colesterol. Muchos de están cargados de antioxidantes, los cuales ayudan a evitar que se acumule el colesterol en las arterias.
El pan, fideo y arroz generalmente se hacen con granos integrales en lugar de refinados que pierden parte de su valor nutritivo. Los ingredientes integrales son una excelente fuente de fibra y contienen varias vitaminas y minerales. Ciertos tipos de fibra alimenticia también pueden ayudar a disminuir el colesterol, además de reducir el riesgo general para enfermedades cardiacas.
Otra bondad s ingerir la mayor parte de las grasas de fuentes saludables. Indican que la cocina mediterránea utiliza el aceite de oliva como grasa principal. Este tipo de grasa monoinsaturada puede ayudar a disminuir los niveles de colesterol por lipoproteína de baja densidad (LDL o colesterol “malo”) si se lo utiliza en reemplazo de grasas saturadas nocivas o grasas transaturadas.
Además toman poliinsaturadas y los ácidos grasos omega 3 que se encuentran presentes en los aceites vegetales, frutos secos (nueces, avellanas, etc.) y pescado. Los ácidos grasos omega 3 son considerados especialmente provechosos porque pueden disminuir los triglicéridos, que son un tipo de grasa sanguínea, además de mejorar el bienestar de los vasos sanguíneos y proteger contra un fallecimiento por ataque cardiaco repentino.
Consumir muy poca cantidad de carne roja e ingerir leguminosas en cantidad generosa. La carne roja no es un componente fuerte de la alimentación mediterránea, mientras que las leguminosas (un tipo de alimento vegetal entre las que se encuentran los frijoles, arvejas y lentejas) ofrecen una fuente proteica normalmente baja en grasa y sin colesterol.
Beber vino en moderación: Algunas investigaciones han demostrado que la ingesta alta de alcohol se vincula con riesgo de sufrir enfermedades cardiacas. En la zona del Mediterráneo, la bebida alcohólica de más consumo es el vino, que podría brindar apenas un poco más de beneficio que otras formas de alcohol. VIS